Chile

Que se tengan en cuenta los intereses de todas las partes y el cuidado del medio ambiente, en los procesos de toma de decisión, reconociendo que la empresa no se debe únicamente a sus accionistas.
Que las empresas midan sus impactos sociales y ambientales con la misma rigurosidad que los indicadores financieros, para que el éxito en los negocios se mida por el desempeño de triple impacto (económico, social y ambiental).

Que las empresas se hagan responsables de los impactos negativos que generan, transparentando sus brechas y avances, comprometiéndose con la mejora continua, a fin de multiplicar los impactos positivos.

Que las empresas se esfuercen por mejorar la calidad de vida de sus trabajadores, y contribuyan activamente al bienestar de las comunidades y territorios con los que interactúan, impulsando su vitalidad económica y social y la equidad territorial.

Que los ciudadanos y ciudadanas con su estilo de vida, formas de trabajar, al participar en la vida política y social, al consumir e invertir, y el Estado por su parte, alienten las mejores prácticas del mercado, y se promueva y facilite la libertad de emprendimiento, la creatividad y la innovación.

Que los inversionistas y el mercado de capitales adopten activamente los criterios y métricas de la inversión de impacto.

Impulsar el impacto positivo de la empresa y la actividad económica, para que contribuyan a la regeneración del tejido social y de los ecosistemas naturales, a una sociedad libre, equitativa e inclusiva, mejorando el bienestar y los vínculos comunitarios, aumentando la diversidad y la resiliencia de nuestro sistema económico, promoviendo la creación y conversión de empleos dignos y de calidad, especialmente en este momento histórico en que se hace imperativo que trabajemos por una recuperación sostenible.